La osteopatía visceral es un sistema de diagnóstico y de tratamiento que pretende favorecer el adecuado funcionamiento de los órganos y de los elementos con los que se relacionan para garantizar el equilibrio estructural del organismo. Es un conjunto de técnicas manuales que actúan sobre cualquier elemento que origine una fijación y así devolver a la víscera su correcta movilidad, vascularización e inervación.
La osteopatía visceral considera que los órganos del cuerpo se relacionan entre sí y con las estructuras vecinas como si fuesen articulaciones. Existen superficies de contacto y de deslizamiento entre ellos, llamadas serosas, que hacen una función similar a la del cartílago articular y, además, presentan medios de unión que forman un sistema de ligamentos, mesos y epiplones, como el de cualquier articulación.
La función de toda articulación es el movimiento, por tanto, para que un órgano tenga buena salud ha de tener buena movilidad ya que así se garantiza una adecuada vascularización e inervación del mismo. Si la vascularización visceral es mala hay una disminución del flujo sanguíneo arterial y una congestión del sistema venoso. Si la inervación falla se produce un espasmo visceral, las fibras musculares presentan una tensión permanente; y un reflejo nervioso alterado responsable de la aparición de dolores referidos a distancia como es el caso del estómago que puede producir dolores cervicales. Pero no solo eso, sino que las vísceras están suspendidas a estructuras óseas y pueden causar alteraciones posturales y dolores músculo-esqueléticos. Por ejemplo, el dolor lumbar durante el síndrome premenstrual suele estar ocasionado por una hipomovilidad del útero.
Cuando un órgano pierde una parte o la totalidad de sus posibilidades de movimiento se denomina fijación visceral. Las causas que pueden provocar una fijación visceral son múltiples; las más frecuentes son las adherencias y la ptosis. Las adherencias se forman tras intervenciones quirúrgicas y tras procesos inflamatorios o infecciosos y hacen que una víscera “ se pegue” a otra al igual que una articulación se queda anquilosada después de una inmovilización. La ptosis se debe a que los ligamentos que sostienen la víscera dejan de hacer su función y ésta “cae” a favor de la gravedad quedando en una mala posición como ocurre cuando una articulación se subluxa y los ligamentos son incapaces de mantener la posición de los huesos que la forman.
La vejez, las extirpaciones quirúrgicas, los partos numerosos o prolongados, la depresión nerviosa y los traumatismos son factores que la favorecen. Otras causas, también importantes, de fijación visceral son las lesiones en los músculos y huesos en los que se insertan los ligamentos de sostén. El músculo que más influye es el diafragma pues es el verdadero motor de la movilidad visceral; durante la respiración asciende y desciende y los órganos lo acompañan, de manera que si uno no se mueve con normalidad, tampoco lo harán los otros. Por ultimo, las lesiones vertebrales tienen un efecto doble en las lesiones viscerales pues de ellas proviene la inervación propia del órgano y la de las venas y arterias que lo irrigan.